El diseño de iluminación prioriza la búsqueda de soluciones permitiendo optimizar la relación visual entre el usuario y su medio de interacción, a su vez, la correcta distribución de luminarias, influirá directamente en la apariencia del espacio, su estética, sensibilidad al contraste, aumentando la eficiencia de las funciones oculares, llegando a incidir tanto en la motivación como en el estado anímico de las personas, mitigando los niveles de deslumbramiento y la fatiga ocular, debido a contrastes muy altos o a la monotonía de los contrastes demasiado bajos.

En un proyecto de iluminación, se debe conocer el potencial de luz natural, hacer una coordinación entre el alumbrado natural y artificial y seleccionar el equipamiento para el control de la iluminación artificial y natural.